“Hay que invertir en los pobres para acabar con el hambre”, dijo Lula a un público de 15 jefes de Estado africanos

Compartilhar:

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva discursó hoy (1) por segunda vez durante el encuentro de alto nivel sobre seguridad alimentaria que está siendo promovido en Adís Abeba por el Instituto Lula, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Unión Africana.

Lula enfatizó nuevamente la necesidad de incluir a los pobres en el presupuesto público de los países. “Las personas que tienen hambre muchas veces no están organizadas, no forman parte de sindicatos, no tienen fuerza para hacer una marcha y no tienen ni cómo decir que tienen hambre. Si el Estado no cuida de estas personas, el presupuesto será todo dirigido a sectores de la sociedad que están organizados. Por eso, el gobierno necesita poner en el presupuesto la parte destinada a los pobres. Si eso no se hace, el problema del hambre no será resuelto, ni hoy, ni en 2025, ni nunca”.

Para ver más imágenes y bajar fotos en alta resolución, visite el Picasa del Instituto Lula.

Lula habló para un público formado por quince jefes de Estado de países africanos, ex presidentes y ex primeros ministros, ministros, académicos y miembros de la sociedad civil africanos e internacionales. Al lado del ex presidente estaban el primer ministro de Etiopía, Hailemariam Desalegn, la presidenta de la Unión Africana, Dlamini-Zuma, y el director general de la FAO, José Graziano.

Al inicio de su segundo discurso en el evento, Lula le regaló al presidente de Etiopía una camiseta de la selección brasileña. “Me quedé hasta las tres de la mañana mirando el partido, y estoy muy contento porque Brasil volvió a jugar bien.” El ex presidente también le regaló a la presidenta de la Unión Africana el uniforme.

Lula agradeció además el apoyo de los países africanos en las elecciones de José Graziano como director general de la FAO y de Roberto Azevêdo como director general de la Organización Mundial del Comercio.

En la conferencia, a la tarde, los jefes de Estado y anfitriones del evento participarán de una sesión de discusiones para la elaboración de una declaración y un plan de acción con metas y estrategias concretas para erradicar el hambre en África hasta 2025.

El compromiso de los jefes de Estado y de la sociedad civil africana es importante porque existe un consenso creciente de que, para erradicar el hambre, es necesario un fuerte compromiso político. Como dijo Lula en sus palabras finales: “Nadie podrá hacer más por África que los africanos”.

Escuche el discurso completo de Lula:

Lea, abajo, el discurso completo:

Encuentro de Alto Nivel – Unión Africana – FAO – IL

 “Rumbo al Renacimiento Africano: Alianzas Renovadas en un Abordaje Unificado para Acabar con el Hambre en África en 2025 con el Sistema del CAADP”

Adís Abeba, 1 de julio de 2013.

Un Abordaje Integrado para Erradicar el Hambre 

Es un privilegio pronunciar las palabras de apertura de esta Reunión. Considero esta distinción como un homenaje a la profunda amistad entre Brasil y África – son lazos históricos que estamos estrechando cada vez más.

Reforzar estos lazos y contribuir para la cooperación entre Brasil y África, en todos los campos, es uno de los objetivos del Instituto Lula.

Quiero empezar agradeciendo el apoyo de los países africanos a la elección del director general de la FAO, José Graziano da Silva, en 2011, y, más recientemente, a la elección del embajador Roberto Azevêdo para la dirección general de la Organización Mundial del Comercio.

La actuación de estos dos compañeros seguramente va a contribuir para el avance de la lucha contra el hambre en el mundo y para la construcción de relaciones comerciales más justas y equilibradas entre los países.

Quiero destacar el compromiso que asumen la Unión Africana, la FAO y nuestro Instituto con el presente y el futuro de las poblaciones africanas, al realizar este Encuentro de Alto Nivel.

En diciembre del año pasado, en este mismo lugar, me encontré con la señora Zuma y el compañero Graziano para discutir una iniciativa conjunta. Nuestra idea era dar un paso adelante en el objetivo de eliminar el hambre en África.

La iniciativa fue compartida por jefes de Estado y de gobierno de todo el continente, a los cuales presento mi más fraternal saludo.

Agradezco la presencia en esta plenaria de los ministros dirigentes de organismos regionales y multilaterales, representantes de la sociedad y de ONGs, científicos, cooperativistas, agricultores y empresarios.

Agradezco también a los distintos representantes de China y Vietnam, países que se disponen a promover un proficuo intercambio de experiencias en los campos de la seguridad alimentaria y nutricional.

Aquí estamos unidos en torno a una causa: superar la tragedia del hambre en los países africanos hasta 2025 – y, de ser posible, en plazo más corto – porque el que tiene hambre tiene prisa.

El objetivo requiere la articulación de distintas políticas públicas y la firme participación de la sociedad. Exige, especialmente por parte de los gobernantes, el coraje de decidir y actuar.

En Brasil, aprendimos que es posible superar el hambre y la miseria de millones, gracias a un conjunto de políticas volcadas a la redistribución del ingreso, la generación de empleos, la valorización de los salarios y la promoción del crecimiento económico con inclusión social.

Queremos compartir la experiencia brasileña y aprender con los avances obtenidos por los países africanos.

En un continente con 54 países y 1.100 millones de habitantes, donde casi un cuarto de la población vive en situación de inseguridad alimentaria, la complejidad del desafío no nos intimida.

Para enfrentarlo, buscamos el ejemplo de tenacidad y perseverancia del líder sudafricano Nelson Mandela, que pronunció estas palabras inspiradoras:

“Debemos promover el coraje donde hay miedo; promover el acuerdo donde existe conflicto, e inspirar esperanza donde hay desesperación.”

Señoras y señores, mis amigos, mis amigas,

Es muy significativo que esta reunión se dé en la bella ciudad de Adís Abeba, la Nueva Flor de Etiopía, donde hace 50 años se lanzó la semilla de la Unión Africana.

En esta ciudad multicultural conviven los más diversos credos y nacionalidades. Adís es el espejo de un continente en el que el paisaje humano es rico y diverso.

Bastante cerca de aquí se encuentran los vestigios de los primeros pasos del ser humano sobre la faz de a tierra. Cuna de civilizaciones milenarias, África es el escenario de un futuro que ha de ser de prosperidad y justicia.

La constitución de la Unión Africana, en 2002, impulsó la integración política, económica y social, fortalecida por el enraizamiento de la democracia en el continente.

A lo largo de cinco décadas, la Unión Africana ha acumulado conquistas y experiencias que nos permiten saludar al año de 2013 como el Año del Pan-Africanismo y del Renacimiento Africano.

Mis amigos, mis amigas,

El hambre no es la simple consecuencia de reveces de la naturaleza, como la sequía, las inundaciones o las plagas.

El abordaje amplio de la cuestión fue establecido por el brasileño Josué de Castro, presidente del Consejo Ejecutivo de la FAO de 1952 a 1956. Josué de Castro dedicó su vida a combatir el hambre y a comprender sus orígenes en Brasil y en el mundo.

Son de él las siguientes advertencias:

“El hambre no es un fenómeno natural, sino un fenómeno social, producto de estructuras económicas defectuosas.”

“Hambre y guerra son, en realidad, creaciones humanas.” 

El hambre existe porque la riqueza está concentrada en las manos de pocos. Ésta es la más profunda y duradera de todas sus causas.

En el mundo de hoy la inseguridad alimentaria también está asociada a la especulación con los stocks globales de alimentos; a las políticas proteccionistas que perjudican la agricultura en los países más pobres; a la competencia desordenada por la tierra; a la concentración agraria y a la desestructuración de sociedades agrícolas tradicionales.

El dato concreto es que, en este momento, uno de cada ocho seres humanos pasa hambre y no sabe si tendrá cómo alimentarse mañana.

Esa tragedia ocurre en el momento en que la producción mundial de cereales alcanzará 2,46 mil millones de toneladas, según la estimativa de la FAO.

Si se dividiera entre los 7,2 mil millones de habitantes de la tierra, esa cosecha récord equivaldría a una provisión diaria de casi 1 kilo de cereales por persona.

Pero esa abundancia está fuera del alcance de los más pobres.

Mis amigos, mis amigas,

Cuando asumí la presidencia de Brasil, en enero de 2003, mi primer compromiso era acabar con el hambre en mi país.

Instalamos el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, para hacer que autonomía y articulación entre gobierno y sociedad en la definición de directrices y elaboración de propuestas.

Hemos construido un conjunto de políticas públicas, en el cual la superación del hambre y de la pobreza constituyen parte central de una nueva estrategia para el desarrollo del país.

El resultado de esa estrategia es que, en diez años, 36 millones de brasileños han salido de la extrema pobreza, 40 millones han ascendido a la clase media y 20 millones de empleos formales han sido creados.

El Hambre Cero alberga, como un paraguas, una serie de acciones, entre las cuales la más conocida es el Bolsa Familia. Este programa asegura un ingreso básico mensual a más de 13 millones de familias, la cuarta parte de la población brasileña.

El presupuesto del Bolsa Familia en 2013 es de 11 mil millones de dólares, lo cual corresponde al 0,5% del PBI de Brasil.

En mi gobierno, prohibí a los ministros de usar la palabra gasto en lo que se refiere al combate a la pobreza y a los programas sociales. Todo recurso público destinado a mejorar la vida de las personas se llama inversión.

Las condiciones para permanecer en el Bolsa Familia son tres: mantener a los niños asistiendo a la escuela; llevarlos a tomar todas las vacunas y, en el caso de las mujeres embarazadas, realizarse todos los controles prenatales.

En alianza con las alcaldías y comunidades locales, hemos construido el catastro de las familias de menores ingresos, permanentemente actualizado.

El Bolsa Familia se paga por medio de una tarjeta magnética de un banco público, sin intermediario. Las tarjetas son emitidas a nombre de las mujeres. Estos recursos dinamizan el comercio y la economía en los barrios pobres y en las localidades más aisladas.

Muchas decían que el Bolsa Familia provocaría la pereza y la indolencia, pero ha ocurrido lo contrario. El ingreso básico crea ciudadanía y brinda al pobre la dignidad indispensable para buscar una vida mejor.

Mis amigos, mis amigas,

El Bolsa Familia se ha revelado eficaz porque está articulado con programas de salud, educación, promoción social y seguridad alimentaria.

La compañera Tereza Campello, ministra del Desarrollo Social y del Combate al Hambre en Brasil, ha presentado estos programas en su intervención en este Encuentro de Alto Nivel.

Nuestra trayectoria para superar el hambre está también directamente ligada a las políticas de fortalecimiento de la agricultura, empezando por la agricultura familiar.

Son 4 millones de pequeñas propiedades, responsables hoy por el 70% de la comida que llega a la mesa de los brasileños.

El crédito disponible para la agricultura familiar pasó de mil millones de dólares a 10 mil millones de dólares en estos diez años.

Las mujeres – que así como en África son parte expresiva de la fuerza de trabajo en la agricultura brasileña – pasaron a tener acceso directo al crédito y preferencia en la titulación de tierras.

Los productores tienen garantía de precio y seguro contra quiebra de cosechas. El gobierno hace compras directas de alimentos para formar stocks y para distribuir en guarderías, hospitales y albergues. Productores locales proveen por lo menos el 30% de los alimentos de la merienda escolar. El Programa Luz para Todos ha llevado energía eléctrica a más de 3 millones de familias en el campo.

Como resultado de éstas y de otras políticas, además de aumentar la producción de alimentos, hemos aumentado en un 52% el ingreso de los pequeños agricultores en estos diez años.

Mis amigos, mis amigas,

Quiero enfatizar que las políticas de transferencia de ingresos, esenciales en el combate al hambre y la miseria en Brasil, son parte de un nuevo modelo de desarrollo con inclusión.

El Hambre Cero se combina con otras estrategias, como la política de valorización del salario mínimo. En 2012, el 94% de los acuerdos salariales proporcionaron ganancias reales por encima de la inflación.

La combinación de más ingresos, más empleos, más crédito y mejores salarios hizo que nuestra economía creciera sostenidamente, en beneficio del país como un todo.

Los defensores del antiguo modelo decían que esa era la receta de la inflación y del déficit público. Estaban equivocados, porque no renunciamos a la estabilidad ni a la responsabilidad fiscal.

La deuda pública cayó del 60% del PBI en 2002 al 35% en 2012, permitiendo la reducción de los intereses. La inflación se redujo a la mitad de la del período anterior y permanece controlada.

Lo más importante es que millones de brasileños pasaron a tener acceso a tres comidas al día y hoy pueden confiar en un futuro mejor para sí y para sus hijos.

El presupuesto federal para la educación se triplicó, con el objetivo de ampliar la oferta de enseñanza pública de calidad. Prácticamente todos los niños y niñas entre 6 y 14 años de edad van a la escuela. Todas las escuelas públicas urbanas están integradas por banda ancha.

Hemos duplicado la cantidad de alumnos en las universidades públicas, y una ley ha reservado la mitad de las plazas en estas instituciones para pobres, negros e indígenas. Hemos canjeado impuestos adeudados por facultades privadas por becas de estudios que han beneficiado ya a 1,3 mil millones de jóvenes de familias pobres. El gobierno se ha vuelto garante del crédito universitario.

Creamos en diez años más que el doble de las escuelas técnicas que habían sido creadas a lo largo de todo un siglo. En alianza con las organizaciones de la industria y del comercio, la presidenta Dilma ha creado un programa de cualificación profesional para 8 millones de trabajadores. Un nuevo programa de becas ha llevado ya a 25 mil jóvenes a estudiar en las mejores universidades del mundo.

Sabemos que es necesario hacer mucho más para atender los anhelos de la población por una vida mejor, pero los resultados obtenidos nos llevan a perseverar en la búsqueda de respuestas para estos justos anhelos.

Mis amigos, mis amigas,

En una estrategia integrada para eliminar el hambre en África, considero fundamental también combinar los objetivos del Programa Integrado de Desarrollo de la Agricultura – CAADP a las metas del Programa de Infraestructuras – el PIDA.

El desarrollo de la agricultura requiere inversión en irrigación, construcción de silos, carreteras y puertos. Demanda energía eléctrica, tractores y máquinas.

Requiere, además, inversiones en tecnología y la utilización de nuevas modalidades de semillas e insumos. El conocimiento y la ciencia son nuestros aliados en la lucha contra el hambre.

La agricultura no se desarrolla aisladamente, sin que haya inversión en infraestructura y complementación con sectores de la industria.

África tiene un enorme potencial agrícola inexplorado, que algunos estiman en más de la mitad de la tierra cultivable no utilizada del planeta.

Este potencial se encuentra sobre todo en las sabanas, muy similares a las zonas de cerrado brasileño en lo que se refiere a la vegetación, relieve, suelo, insolación y régimen de lluvias.

Tenemos buenas razones para creer que la experiencia exitosa de Brasil en la agricultura tropical pueda ser utilizada en este continente – tanto la de tipo familiar como la empresarial.

Brasil tiene una responsabilidad histórica con África y busca establecer con los países africanos una relación basada en el respeto a la soberanía y en el desarrollo compartido.

Queremos cooperar, por ejemplo, con transferencia de tecnología de semillas y cultivo del suelo, por medio de nuestra empresa nacional de agropecuaria, Embrapa, que tiene una oficina en Accra.

En alianza con la FAO y el Programa Mundial de Alimentos, ya proveemos tecnología social de adquisición de productos de la agricultura familiar a Malawi, Mozambique, Etiopía, Níger y Senegal.

En mayo último, al participar del Jubileo de la Unión Africana, la presidenta Dilma Rousseff anunció una nueva Agencia de Cooperación y Comercio con África y América Latina, que dará nuevo impulso a nuestras alianzas.

En el ámbito de la Alianza Renovada que nuestro Encuentro pretende estimular, las políticas de protección social se insertan en el CAADP.

Podemos ofrecer experiencias, nunca lecciones, pues sabemos que la cooperación para la seguridad alimentaria debe observar las características específicas de cada país y región.

Las sociedades tradicionales africanas tienen su modo milenario de producir e interactuar con otros grupos sociales. Los agricultores africanos tienen hábitos y carencias distintos de los de sus hermanos brasileños.

Creemos que África sí puede convertirse en el continente de la abundancia y en uno de los graneros del mundo.

Ghana, por ejemplo, mantiene un crecimiento agrícola medio del 5% al año en los últimos 25 años, y ha logrado reducir la pobreza en un 58%, con inversiones en infraestructura, subsidios a insumos y conexión de pequeños agricultores al mercado interno y externo.

Etiopía ya logró reducir en un tercio la población que vive en la pobreza extrema.

Saludamos los avances obtenidos en todos los países, como un estímulo a los que se empeñan para erradicar el hambre y la pobreza.

Mis amigos, mis amigas,

La contribución de organizaciones no gubernamentales y donantes – los aliados del desarrollo – ha sido relevante en el combate al hambre y a la miseria, no solo en África, sino alrededor del mundo.

En muchas situaciones ellas proveen el único socorro y marcan la diferencia entre vivir o morir.

Pero hemos aprendido en Brasil que el Estado tiene la responsabilidad de coordinar las políticas de combate a la pobreza.

Las políticas de distribución de ingresos deben ser tratadas como derecho básico de los ciudadanos, no como ayuda eventual. Deben estar previstas en el Presupuesto, junto con las demás obligaciones permanentes de los gobiernos.

Los programas para erradicar el hambre y la pobreza tienen que ser política de Estado para alcanzar resultados duraderos.

Compete a los gobiernos promover y articular los distintos frentes de acción, incluyendo las políticas agrícolas y de infraestructura para el desarrollo.

Brasil cambió porque hemos encontrado un lugar para los pobres en el presupuesto nacional. Cambió porque dejamos de tratar a los pobres como un problema, y los tratamos como solución.

Asegurar y aumentar el ingreso de los más pobres, por medio de programas sociales y generación de empleos, significa mantener la rueda de la economía girando, en beneficio del país.

Mis amigos, mis amigas,

La crisis que ha afectado al centro de la economía global puede revelarse como una oportunidad para los países en desarrollo en el Hemisferio Sur.

Hoy está bastante claro que la salida no se encuentra en las políticas de austeridad que llevaron a Europa a la recesión y al desempleo, con consecuencias para todo el mundo.

La crisis provocada por la especulación tiene que ser enfrentada con la reanudación de las inversiones, a fin de sostener el crecimiento y consolidar nuevos mercados.

Nuestros países y nuestros gobiernos tienen la obligación de aferrarse a esta oportunidad , para transformarla en una nueva era de prosperidad y justicia.

De esa forma veo yo el Renacimiento Africano: como el momento de reducir las desigualdades dentro de cada país y promover la verdadera integración.

Las comunidades económicas regionales e instituciones como el Banco de Inversión Africano cumplen un rol relevante en este proceso.

La Unión Africana y el Parlamento Panafricano han sido esenciales para la consolidación de la democracia en el continente.

La democracia es sin lugar a dudas el camino más seguro para promover la paz y la estabilidad. Es también la garantía de que el desarrollo será compartido por todos.

El tanzano Julius Nyerere, uno de los padres del panafricanismo, dijo a propósito:

“Si buscamos el verdadero desarrollo, el pueblo tiene que estar involucrado”.

África será más fuerte y más respetada, cuanto más profundas sean las raíces de la democracia y de la integración.

Espero que esta reunión produzca resultados prácticos, que los temas de debate sean convertidos en acciones concretas, en el conjunto de África y en cada uno de los países.

Tenemos que salir de este encuentro declarando al mundo que es posible y es urgente erradicar el hambre.

Tenemos que salir de aquí sabiendo exactamente qué vamos a hacer para alcanzar el objetivo y cuáles son las tareas de cada uno.

Tenemos que formar una coordinación que sea la referencia para los próximos pasos.

Personalmente, estoy comprometido con la lucha contra el hambre en mi país y en cualquier lugar donde sea convocado.

A lo largo de mi gobierno, conocí a África y a su pueblo admirable; me hice amigos en todos los países y estaré siempre listo para cooperar con las acciones que ustedes definan como las más importantes en esta lucha.

Cuenten conmigo, cuenten con Brasil y recuerden: nadie podrá hacer más por África que los propios africanos.

Muchas gracias.